Sunday, May 29, 2011

NARANJAS HUANDO

Como tenía tantas naranjas, tantas que no podría comer todas antes que se empezaran a malograr, decidí regalarle algunas a una persona que yo quiero mucho.
Le envié bastantes y aún así a mí me quedaban muchísimas.
Eran naranjas Huando y esto para cualquier peruano le debe sonar a gloria. Son naranjas de radiante solor anaranjado que anuncia un sabor extraordinario, de carne suave y sobre todo sin pepa. Por esta razón eran conocidas y diferenciadas estas naranjas. Las que tenían semillas, aunque tuvieran todas las virtudes anteriores, definitivamente no eran Huando.
Una serie de barbaridades políticas que no vienen al caso comentar, las malas decisiones y la tristeza (así como lo leen, "la tristeza"), hicieron que esta naranja casi desapareciera luego de un largo tiempo de éxito rotundo.
Las naranjas Huando que yo tenía, sin embargo, eran verdes, ya estaban maduras y deliciosas, pero eran verdes. De un color angustiado, moteado, anodino.
Cuando se las mandé, eran tantas también, que tuvo el mismo "problema" de abundancia y sacó las naranjas a un lugar visible para que todos pudiesen tomar una.
Me cuenta que una día su tía, en un momento de hambre o de sed, pasó, las miró y sentenció:
- Se ven feítas, pero no importa, me comeré una.
Lo demás ni hace falta decirlo. Tuvo una explosión de sabor en su boca que seguramente en mucho tiempo no había tenido. No escatimó en los elogios y tampoco paró de comer.
Yo ya he terminado mis naranjas y esos días tuve más vitamina C en mi cuerpo que nunca en mi vida, pues aparte de gustarme, puedo sufrir de gula constante porque nunca engordo. Por ese tiempo, un resfrío quiso pasarse de listo, pero mis naranjas lo eliminaron en el acto.
Pensé que ahora además de tener esas propiedades celestiales que ya he mencionado, las naranjas Huando hasta pueden tener atributos didácticos y cívicos. Quién lo imaginaría, es una fruta que nunca acaba de sorprendernos.
Luego de este curso de biología axiológica, todos pueden aprender de forma tangible que es insensato juzgar una posible delicia sin antes haberla probado.

*** Sé que me había ausentado un buen tiempo. Así son las obligaciones. En recompensa les dejo un regalo. La canción se llama TE QUIERO y el grupo es AMÉN, peruanos como las naranjas Huando y me encantan como ellas.
¡Qué bueno es el blues! ¿verdad?



Sunday, May 01, 2011

SER TOLERANTES CON TODO, MENOS CON LA INTOLERANCIA

Me parece realmente repugnante, ésa es la palabra, constatar que habiendo avanzado tanto, habiendo logrado tanto desarrollo, tanta comodidad, habiendo observado, descubierto e inventado, habiéndonos asombrado con nuestra propia potencialidad, no hayamos aún acabado con el peor de nuestros defectos.
Es puntual: La intolerancia.
No hay cosa más retrógrada que rechazar al otro por sus ideas.
Por esta razón es aún más irónico que esa rancia posición tenga aún cabida en un mundo de derechos, de ciencia y de libertades.
No hablo de conceptos etéreos, es una lástima que el tema tenga ejemplos tan concretos.
Lo digo porque la discriminación es una materia solapada de la que nadie habla y que por eso todos creemos haber superado, pero sólo basta una chispa para desencadenarla.
Sólo basta sacudir un poco las pasiones.
Lo digo por los enfrentamientos inagotables por razones religiosas, en vez de alimentarnos todos de la riqueza de sus creencias.
Soy católico y con mucho orgullo digo que la mayoría de mis amigos no lo son.
Lo afirmo al comprobar la segregación de clases sociales que se hace casi de manera natural, como si fuera parte de un modo de convivencia asumido.
Me cansaría de citar circunstancias como estas.
Me dan asco estas situaciones. No exagero con esta calificación.
En el Perú estamos pasando por una etapa electoral y esta circunstancia ha sido suficiente para iniciar el fuego.
Se han desnudado todos esos sucios vestigios de intolerancia embarrada de discriminación.
No puedo soportarlo, no puedo tolerarlo, no puedo admitirlo. Me niego a pensar que el ser humano conserve un estado de imbecilidad tan grande que juzgue a otro por motivos como la coloración que trae en el cuerpo.
Ante esto hay que ser intolerables y la tarea es responsabilidad de la gente que hoy tiene 35 años o menos, más que de los mayores.
En unos años los que estamos en ese rango de edad encarnaremos el poder en el mundo y lo que pensemos será la ideología imperante, por esto, la transformación es un tema impostergable.
Es tan complicado que los mayores cambien como es atractivo para los jóvenes el cambio.