Wednesday, January 26, 2011

LA EDAD DE LOS RECUERDOS

Uno llega a cierta edad y empieza a tener recuerdos.
Antes de esa edad, los sucesos en la mente no tienen más que el ingrediente del suceso mismo.
Carecen de un juicio emotivo que nos reponga el olor, el calor, la sensación, el sonido, el sentimiento que justifica el ejercicio de traer al presente cosas del pasado.
Esa edad no llega de manera uniforme a todas las personas, unos más jóvenes que otros pueden verse un día haciendo un camino y ver en ese trayecto diez años atrás, mientras que se avanza como un espectador del futuro solazándose con lo que alguna vez fue realidad.
Es recurrente en mí recordar las mañanas frías de mi ciudad cuando por alguna razón no tenía alguna clase o simplemente era un feriado glorioso del que no me había enterado.
Salía solo a caminar con música en la cabeza, sin gente en las calles, con travesías largas y esa sensación de pura libertad.
Libertad para caminar sin rumbo, por las veredas grises y los árboles felices, con la neblina baja que sostenía mi resuello y daba gusto que el frío helara mi nariz.
En Trujillo, por la mañana, muy temprano, a las siete de la mañana, uno puede cruzar desde la Universidad Nacional hasta el centro de la ciudad y ver parques rodeados de edificios con calles donde no se escucha más que el viento y de rato en rato algún vendedor de pan que pasa anunciándose con su bocina y coloreando el paisaje.
En aquel tiempo los chicos rebeldes pegaban emblemas de sus héroes de rock en las ventanas de sus habitaciones, que por cierto daban siempre a la calle, como prometiendo algún día salir y no volver jamás.
Si tenía suerte alguna vez, pasaba por algún garaje convertido en sala de ensayo de donde salían rabiosos sonidos de muchachos que deseaban ser Kurt Cobain.
Recuerdo haber caminado esas calles a toda hora y todas ellas aunque no tengan evidencia física de mi paso, pueden pintar mi vida casi entera.
De hecho, los árboles, las rejas, los muros, las autopistas y muchas de esas casas siguen ahí y es muy probable que sigan ahí después de mí.
Yo ya no vivo en mi ciudad y ahora camino mucho menos que antes, pero cuando voy a Trujillo, vuelvo a hacerlo y la urbanización San Andrés y en otra medida El Recreo, La Merced y Monserrate vuelven a ser un buen terreno para un buen explorador.
No creo en la nostalgia inútil, en realidad no hay nostalgia útil, creo yo.
La conciencia de tener un recuerdo que se materializa, se renueva y se reinventa es otra cosa.
Me sorprenden los cambios, me alegran.
Hacer que la memoria se regodee en eventos fenecidos tiene más de necrofilia que de fascinación.
La edad de un recuerdo claro, aparece no cuando uno moldea el material de la memoria para ir hacia atrás.
Me sucede que ahora aún paso en Trujillo por una pared sobre la que hace unos diez años alguien escribió un poema hermoso, sin pretensiones y libre, con palabras tan ligeras que parecían volar, tenía dos faltas ortográficas que de ningún modo disminuían su belleza, sino que lo hacían más genuino.
Esa pared fue pintada después de mucho tiempo de mantener ese poema.
Aún se puede distinguir vagamente el color de las letras azules, pero no se pueden descubrir ya las palabras.
Sin embargo, ahora que no se puede imaginar lo que había ahí y quien no lo haya visto antes no lo sospeche, yo aún puedo verlo y puedo leerlo aunque ya no esté escrito.

12 comments:

Anonymous said...

gracias por pasarte una vez mas ^^
esa cancion es genial^^ a mi me encanta! mañana pasare por aqui detenidamente, un beso

Nothing said...

Gracias por pasarte por mi eterna canción, me agrada que te resulte un sitio cómodo y si, es cierto que hay una edad en la que perdemos recuerdos. Hay una cita cinematográfica que decía:

"Me pregunto si un recuerdo es algo que se tiene o se ha perdido"

Encantada.

No Soy Literatura said...

creo que los recuerdos más gratos son siempre los de la adolescencia, el colegio y los amigos, es en ese momento en el que tenemos la fuerza para llevarnos el mundo por delante, luego la vida nos va golpeando y moldeando a su manera, y esa "super chica" o "super hombre" quedan ahí, en un rincón, a la espera de volver a la acción.

Bia Hyde said...

Simplismente eu amei *-*

Melany Vich said...

Qué linda entrada, siempre pido recordar las cosas que vivo, que siento, los olores, lo que veo, lo que escucho. Creo que son los tesoros mas valiosos que uno tiene y lleva consigo: los recuerdos.
Son los que traen miles de cosas en si, esa esquina, ese lugar, ese banco, ese día, esa tarde, son conjuntos de sensaciones, vivencias, que mas vale tenerlas bien presentes!, para vivirlas miles de veces mas cuando se las recuerda.
Un beso enorme Edu.

Uxía Piña. said...

Muchas gracias por tu appoyo a mi blog. Quiero que sepas que espero cumplir tus expectativas, y que tu espacio me parece sencillo pero intenso. Creo que me subscribiré para ver qué joyitas encuentro por aquí.

<3

Amapola said...

Gracias Eduardo por tus palabras...
espero que sigas dando vueltas, yo retomare pronto mi blogger, lo he tenido un poco botado... pero ya es hora... sera un agrado poder leerte.

Amapola Palacios.

Maia said...

Hay recuerdos que siempre van a estar en nuestra memoria. Recuerdos que nos traen momentos, anécdotas, canciones, y nos hacen sentir mejor. Aunque, no podramos vivir de ellos.

¡Qué empieces bien la semana!
Nos leemos,
Saludos.

Anonymous said...

hola amigo...tiempo sin pasar,estaba ocupada conmigo...buen post! me gustó mucho!
muchas gracias por compartir,gracias por comentar
un abrazo enorme!
beso
lidia-la escriba

Anonymous said...

Me encanta como escribes, fue un gusto conocerte en verdad ..... personalmente los recuerdos son tesoros que los seres humanos conservan para toda la vida .... :) espero leer muchos màs :) beso kari

Anonymous said...

justamente Eduardo, de eso se trata...un post muy muy interesante,nostalgias y recuerdos!
que buena combinación
muchas gracias por compartir!
un abrazo
lidia-la escriba



camino corto para llegar a mi blog
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Kim Axani said...

Wish I could hablos espanol